Encuentro Internacional de mujeres que luchan
Apoyar la huelga feminista en España fue necesario, hacerlo en México imprescindible. La magia de Chiapas, sus colores, sus tradiciones y sus mujeres también se empoderaron. Este estado montañoso y de pueblos indígenas se sumó a la semana de la mujer y lo hizo por todo lo alto.
Del 8 al 10 de Marzo, en el caracol de Morelia, una de las cinco sedes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se celebró el " Primer Encuentro Internacional Político, Artístico, Deportivo y Cultural Mujeres que luchan ".
“Los caracoles son las regiones organizativas de los Municipios Autónomos Revolucionarios Zapatistas (MAREZ) y el resultado de muchos años de lucha”- asegura Alejandra, una fiel seguidora del movimiento zapatista. De hecho, ya en el año 1994 el Comité Clandestino Revolucionario Indígena , con apoyo de la población de la zona, anunció que había tomado el control de 38 municipios, aunque no fue hasta el año 2003 que se celebraría la fiesta del nacimiento oficial de 5 Caracoles, integrados por 27 municipios de Chiapas.
“Prohibido entrar hombres” dejaba claro una pancarta de color amarillo sólo llegar al Caracol, ese sería un espacio exclusivo de mujeres, un encuentro de un colectivo que se ha cansado de callar. Mujeres con la dignidad rebelde. Mujeres que hacen ruido, que resisten y se oponen a un sistema capitalista machista y patriarcal.
Alejandra viene de Ciudad de México, es diseñadora gráfica y lesbiana. Va tan equipada para el evento que incluso lleva un pasamontañas para unirse a la causa. “ Vas a pasar un calor”, le digo mientras observo como se lo pone. “Las zapatistas llevan el pasamontañas siempre, tengan o no calor. Es su forma de reivindicar. No quieren que se escuche su rostro, sino que se entiendan sus palabras”, asegura satisfecha.

De las montañas que abrazan el Caracol de Morelia aparecen como setas tiendas de campaña de colores llamativos, cada vez hay más y más, y más. Esta concentración de mujeres no pudo ser más exitosa. Se calcula que unas de 10 mil mujeres procedentes de 35 países distintos asistimos a este evento.
Junto a Alejandra, Vir, Júlia y Paula buscamos un lugar donde dejar nuestras mochilas y acampar. El discurso inicial, a cargo de la Insurgenta Erika, fue cañero y directo. Pidió a todas las mujeres del mundo continuar con la lucha en contra del patriarcado y, a pleno sol y en medio de la explanada, dio por inaugurado lo que sería algo muy parecido a un festival, aunque sin alcohol ni drogas, ambos prohibidos.
El evento es totalmente gratuito, sólo hay que pagar lo que se consume. Casetas con café, frutas, arroz con leche, galletas, tacos y empanadas. Poco más. Porque en este encuentro no vinimos a alimentar el cuerpo, vinimos a nutrir el alma. Vinimos a compartir y, sobre todo, vinimos a luchar. - Sonríe Alejandra mientras alza el puño arriba.
“Como mujeres lesbianas tenemos doble trabajo”- asegura Alejandra, “ser mujeres en un mundo patriarcal y ser lesbianas en un régimen político y social que ha implementado la heteronorma”, admite mientras observa una exposición de fotografía lésbica.
Más de 200 propuestas que abarcan disciplinas de música, dibujo, fotografía y cine. Terapias alternativas, deportes y charlas tan necesarias como "El aborto" “ Periodismo y mujer” o "La violencia sexual en el conflicto armado colombiano”.
Actividades y talleres donde participamos todas, zapatistas y no zapatistas. Me parece adorable ver tantos pasamontañas con un lazo de color azul, mujeres sujetando una libreta y un bolígrafo ansiosas por apuntar. Son pasamontañas aplicados, con ganas de aprender y descubrir otras realidades. De hecho, Chiapas es un estado pobre, con un 17,91% de analfabetismo y con la tercera parte de la población indígena, donde el narcotráfico, la corrupción y la militarización, entre otros, han creado una inseguridad que se expresa en múltiples estallidos sociales y, sobre todo, en la violación institucional a los derechos humanos que atentan contra la integridad y la vida de la población, especialmente contra las mujeres.
Y ellas lo saben, por eso las mujeres zapatistas se reúnen desde hace tanto tiempo. Tienen muchos objetivos aunque el que más defienden es su autonomía. No quieren que se las identifique con un sistema machista (hombre) ni con un sistema capitalista (explotación). En algunas zonas de colectivos zapatistas ya es la mujer quién da trabajo y paga a los hombres. “Les ha costado muchos años llegar hasta aquí” me dice Alejandra mientras las mira con admiración.
En el año 2007 en el encuentro conocido como " Comandanta Ramona ", varias mujeres relataron por primera vez y públicamente historias de esclavitud, de humillación y sufrimiento. Mujeres sin estudios y sin demasiados más recursos que sus voces, sus experiencias, su dolor. Por eso estos días son tan importantes, ésta es la primera vez que quieren compartirlo de forma internacional, con el resto de mujeres del mundo, contigo”- aseguran los ojos de mi ya amiga Alejandra.
Historias desgarradoras en primera persona, partidos de fútbol o baloncesto, historia del zapatismo y del periodismo en México . Pelos de punta cuando se realizan homenajes silenciosos a las mujeres asesinadas y ganas de bailar con todas mis compañeras a ritmo de batukada. Conferencias, fraternidad, libertad, música y ritmo. Inteligencia, inocencia, experiencia. Para todas y de todos los gustos. Indígenas, modernas, pijas o lesbianas. Algunas con las uñas pintadas, otras sin depilar. Viajeras. Mayores y jóvenes. Americanas, europeas. Con cresta, sin ella, con pasamontañas, con gafas, en sillas de ruedas o con una protésis de pierna. Madres amamantando a sus hijxs. Yoga. Conciertos. De todo, para todas. Increíble, único, impresionante. Todas unidas por una sola causa. Todas una. También las que ya no están.
Porque estos días sirvieron para que miles de mujeres recriminaran al gobierno mexicano la alta tasa de feminicidios registrados en el país, que en cifras del Secretariado Ejecutivos del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) fueron más de 2500 víctimas, tan solo en el año 2017.
Porque estos días sirvieron para ver que solas podemos. Que ni las indígenas ni las occidentales necesitamos de un hombre para organizar un festival que funcionó a la perfección. Porque no temimos a las cucarachas aún durmiendo a la intemperie. Porque solas supimos montar un escenario o dar una charla motivacional, porque chillamos cuando lo quisimos y callamos cuando lo vimos necesario. Porque somos inteligentes, libres, iguales. Porque así sí, así es como se lucha. Sin armas, sin violencia y con amor. Gracias compañeras por la lección que me habéis dado. Gracias mujeres zapatistas por dar esta oportunidad a todas las mujeres del mundo. Gracias a todas por compartir estos días.







